miércoles, 28 de septiembre de 2011

Antonio Gramsci: Hegemonía, Contrahegemonía y Revolución

Estimadísimos purretes,
Adjunto el mapa conceptual que estuvimos construyendo, con algunos retoques.
Alto laburo colectivo nos mandamos!

Un abrazo,
Pablo


miércoles, 14 de septiembre de 2011

Antonio Gramsci: Hegemonía, Clases Sociales y Revolución


Estimadísimos purretes,
He aquí el artículo que vamos a trabajar el viernes. Les pido por favor que lo lleven en sus hermosísimas netbooks el viernes así lo empezamos a trabajar en clase.

Un abrazo,
Pablo 


Documento producido por estudiantes de Ciencias Sociales de la UBA (Fragmentos)


Antonio Gramsci atribuye un papel central a la relación estructura (fuerzas de producción y relaciones sociales de producción) con la superestructura ("ideología": sistemas de ideas, doctrinas y creencias de una sociedad), a partir del concepto de "bloque hegemónico". El poder de las clases dominantes sobre todas las clases sometidas en el modo de producción capitalista, no está dado simplemente por el control de los aparatos represivos del Estado, pues si así lo fuera dicho poder sería relativamente fácil de derrocar (bastaría oponerle una fuerza armada equivalente o superior que trabajara para el proletariado); dicho poder está dado fundamentalmente por la "hegemonía" cultural que las clases dominantes logran ejercer sobre las clases sometidas, a través del control del sistema educativo, de las instituciones religiosas y de los medios de comunicación. A través de estos medios, las clases dominantes "educan" a los dominados para que estos vivan su sometimiento y la supremacía de las primeras como algo natural y conveniente, inhibiendo así su potencialidad revolucionaria. Por ejemplo, en nombre de la "nación" o de la "patria", las clases dominantes generan en el pueblo el sentimiento de identidad con aquellas. Se conforma así un "bloque hegemónico" que amalgama a todas las clases sociales en torno a un proyecto burgués.

El Estado y la Sociedad Civil
Su teoría de la hegemonía está ligada a la concepción del estado capitalista que controla mediante la fuerza y el consentimiento. El estado no debe ser entendido en el sentido estrecho de gobierno. Más bien lo divide entre la 'sociedad política', que es la arena de las instituciones políticas y el control legal constitucional, y la 'sociedad civil', que se ve comúnmente como una esfera 'privada' o 'no-estatal', y que incluye a la economía, el arte, la filosofía, los medios de comunicación. La primera es el ámbito de fuerza y la segunda el de consentimiento. Bajo el capitalismo moderno, la burguesía puede mantener su control económico permitiendo que la esfera política satisfaga ciertas demandas de los sindicatos y de los partidos políticos de masas de la sociedad civil. Así, la burguesía lleva a cabo una 'revolución pasiva', al ir más allá de sus intereses económicos y permitir que algunas formas de su hegemonía se vean alteradas. Ejemplos de estos movimientos son el reformismo y el fascismo.

Crisis de Hegemonía
La hegemonía es ejercitada unificando un bloque social creando una alianza política de un conglomerado de clases sociales diferentes, que por sí misma no es homogénea, mediante una política, una cultura y una ideología o un sistema de ideologías que impidan que los contrastes de intereses, permanentes hasta cuando sean latentes exploten.

La crisis de la hegemonía se manifiesta cuando, aunque manteniendo el propio dominio, las clases sociales políticamente dominantes no logran más ser dirigentes de todas las clases sociales, es decir, no logran resolver los problemas de toda la colectividad e imponer a toda la sociedad la propia concepción del mundo.  Si la clase social subalterna logra indicar concretas soluciones a los problemas dejados irresueltos se vuelve dirigente e, incrementando su propia cosmovisión también a otros estratos sociales, crea un nuevo bloque social, volviéndose hegemónica. 

Conciencia de Clase
El hombre activo, o sea la clase obrera, “no tiene una clara conciencia teórica de su forma de obrar… su conciencia teórica hasta puede estar en contraste con su forma de obrar”; él obra prácticamente y en el mismo tiempo tiene una conciencia teórica heredada del pasado, acogida de modo acrítico. La real comprensión crítica de sí mismo ocurre “a través de una lucha de hegemonías políticas, de direcciones contrastantes, primero en el campo de la ética, luego de la política para llegar a una elaboración superior de la propia concepción real”. 

La conciencia política, es decir el ser parte de una determinante fuerza hegemónica, “es la primera fase para una ulterior y progresiva autoconciencia donde teoría y práctica finalmente se unen. Pero autoconciencia crítica significa creación de una elite de intelectuales, porque para distinguirse y hacerse independientes se necesita organización, y no existe tal sin intelectuales, “un estado de personas especializadas en la elaboración conceptual y filosófica”.

Los Intelectuales
Todos los hombres son intelectuales, considerando que “no hay actividad humana de la cual se pueda excluir toda intervención intelectual, no se puede separar al homo faber del homo sapiens” , independientemente de su profesión específica, cada quien es a su modo “un filosofo, un artista, un hombre de gusto, participa de una concepción del mundo, tiene una consciente línea moral” pero no todos los hombres tienen en la sociedad la función de intelectuales.

Gramsci distinguía entre la intelligentsia tradicional, que se ve a sí misma (erróneamente) como una clase aparte de la sociedad, y los grupos de pensadores que cada clase social produce 'orgánicamente' de sus propias filas. Dichos intelectuales 'orgánicos' no se limitan a describir la vida social de acuerdo a reglas científicas, sino más bien 'expresan', mediante el lenguaje de la cultura, las experiencias y el sentir que las masas no pueden articular por sí mismas. La necesidad de crear una cultura obrera se relaciona con el llamado de Gramsci por una educación capaz de desarrollar intelectuales obreros, que compartan la pasión de las masas.

Cultura Nacional y Popular
Si los intelectuales pueden ser mediadores de cultura y de consenso hacia los grupos sociales, una clase políticamente emergente debe valerse de intelectuales orgánicos, para la potenciacion de sus valores culturales, hasta poder imponerlos a la sociedad entera.

Una clase que aspire a la conquista de la hegemonía no puede no crear una nueva cultura, que es ella misma expresión de una nueva vida moral, un nuevo modo de ver y representar la realidad; imposible resulta crear artificialmente artistas que interpreten este nuevo mundo cultural, pero “un nuevo grupo social que entra en la vida histórica con postura hegemónica, con una seguridad de sí que antes no tenía, no puede no suscitar desde su seno una fuerza suficiente para expresarse plenamente...”

El Partido Revolucionario
Gramsci argumenta que el partido revolucionario, es la fuerza que permitirá que la clase obrera desarrolle intelectuales orgánicos y una hegemonía alternativa dentro de la sociedad civil. La naturaleza compleja de la sociedad civil moderna implica que la única táctica capaz de minar la hegemonía de la burguesía y construir el socialismo es una 'guerra de posiciones' (análoga a la guerra de trincheras), en la que se avanza gradualmente hacia el objetivo perseguido. Asimismo, la 'guerra en movimiento' (o ataque frontal) llevada a cabo por los bolcheviques fue una estrategia más apropiada a la sociedad civil 'primordial' existente en la Rusia Zarista.

Él cree que la tarea histórica del proletariado es crear una 'sociedad regulada' y define al 'estado que tiende a desaparecer' como el pleno desarrollo de la capacidad de la sociedad civil para regularse a sí misma.

Crítica del Materialismo Histórico
Gramsci fue un decidido opositor de la concepción fatalista y positivista del marxismo, presente en el viejo partido socialista, para la cual el capitalismo necesariamente estaba destinado a caer, dando lugar a una sociedad socialista.

Desde esta visión, el marxismo ortodoxo sería algo así como un intento de recabar experimentalmente las leyes de evolución de la sociedad humana, un modo de prever el advenimiento de un nuevo momento de al humanidad con la misma certeza con el cual se prevé que de una semilla se desarrollará una flor.

Sin embargo, el marxismo no lidia con una realidad que existe por sí misma independiente de la humanidad. El concepto de un universo objetivo independiente de la historia humana y fuera de la práctica humana era para él análogo a la creencia religiosa en un dios. La historia natural es sólo relevante en relación a la historia humana, y ésta es, en el fondo, compleja, incierta, contradictoria, y sobre todo, difícil de predecir.